21 de octubre de 2013

URUGUAY: Industria naval apuesta a Brasil para cuadriplicar su facturación

Con el impulso derivado de la demanda generada con la instalación de las plantas de celulosa de UPM en Fray Bentos y Montes del Plata en Conchillas, la industria naval uruguaya se enfoca ahora hacia Brasil para elevar una facturación anual que hoy alcanza los US$20 millones, y que proyecta casi cuadriplicar en tres años.

El acuerdo de complementariedad entre los dos países, que está cerca de concretarse, proveerá de una gran oportunidad de negocio y será motor de obras nuevas, en un sector industrial que resucitó hace seis años con la implementación del Cluster Naval.

Pedro García, presidente del Cluster Naval, detalló que según el plan sectorial relevado por el gabinete productivo, la facturación del sector conjuga las tareas que se realizan en el país tanto sean de reparación como de construcción. Los datos corresponden a 2011 y los últimos disponibles.

Agregó que la proyección para el sector permite estimar un negocio que rondará los US$75 millones para 2016.

“Esto es en función de lo que se logre con el acuerdo con Brasil”, indicó.
“El país atraviesa un período por el cual está en condiciones de reavivar el sector de la construcción y reparación navales”, dijo Pablo Villar, titular de la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (Dinapyme) del MIEM.

“En este sentido podemos ver que se ha ido multiplicando la facturación anual, con construcciones diversas, las doble casco, remolcadores para ANCAP, barcazas para UPM y Montes del Plata”, declaró.

Ese impulso, añadió, tiene relación con las negociaciones de “alto nivel” que mantienen los gobiernos de Uruguay y Brasil para lograr la integración interindustrial en el sector naval. El acuerdo con los brasileños, que se espera firmar en diciembre, permitiría a Uruguay “pasar (al país vecino) productos y reparaciones navales como contenido brasileño”.

La propuesta realizada a Brasil implica considerar a la fabricación naval uruguaya como contenido local brasileño, “algo parecido a lo que se hizo con la industria automotriz”, dijo García.

“Eso permitiría ingresar con una franja arancelaria que habilitaría a competir allá”, añadió.

Brasil, además de emplear a 60.000 personas en la industria naval y de ser uno de los mayores constructores navales a nivel mundial, se apresta a expandir su experiencia de exploración y explotación petrolera off shore en su plataforma marítima y para ello necesitará del sector.

En un camino similar, Uruguay también está dando los primeros pasos en la exploración marítica de hidrocarburos. Los “desafíos” están por aquí, según Eduardo Nápoli de Dervalix, operador portuario, que considera al sector industrial naval todavía “deprimido”.

“Hoy por hoy la actividad es mínima” y no es suficiente el impulso que han provocado las plantas de celulosa y otras empresas. Concuerda con que el acercamiento con Brasil será clave para el desarrollo.

La flota brasileña tiene 397 buques pero se habla de la necesidad de contar con más de 600 barcos, principalmente para atender el transporte de petróleo y gas.

La demanda requiere inversiones de aproximadamente US$55.000 millones en los próximos cinco años, de acuerdo al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes).

Volver a funcionar. En Uruguay había un problema con la industria naval, comentó Eladio Fernández, director de Galictio-Tiferey, constructora naval hispano-uruguayo que fabrica las barcazas para Montes del Plata.

“La construcción estaba parada desde hacía 25 años. Simplemente se realizaban reparaciones. Costó aquí empezar a construir y poner a la gente a funcionar”, dijo este español originario de Ferrol, Galicia.

De hecho, según García, presidente del Cluster Naval, Galictio-Tiferey realiza la única obra nueva en la actualidad, que se trata de la tercera barcaza para la planta de celulosa que está instalada en el departamento de Colonia y debería comenzar a funcionar a principios del año que viene.

En 2007, a impulso de la llegada de Botnia –hoy UPM–, empresas privadas y el MIEM conformaron el Cluster Naval e iniciaron tareas con la construcción de cuatro barcazas para esa planta de celulosa.

Luego, se montaron dos barcazas de combustible y un remolcador para ANCAP, y tres barcazas para Montes del Plata, la última aún sin terminar. Entre fines de los años de 1980 y principios de 1990 hasta 2007, en Uruguay solo se construían lanchas deportivas y se realizaban reparaciones. En ese período, el sector no pudo competir con el desarrollo del sudeste asiático.

“Nos hizo inviable competir y todos los emprendimientos desaparecieron”, comentó García, en una nación que supo tener una “rica y frondosa” tradición de industria naval, y cuyo nacimiento se lo debe a su puerto.

“El primer dique seco de América del Sur –el Mauá– estaba en Uruguay”, recordó el presidente del organismo. Según el portal del Consejo Sectorial Naval, en Uruguay hay en la actualidad 16 diques y astilleros navales donde se realizan actividades de construcción y reparación. Además de las compañías privadas, se destaca el astillero perteneciente a la Armada Nacional, donde se arman las barcazas de Galictio-Tiferey. También existen unos 20 talleres navales y 14 talleres auxiliares, así como seis empresas proveedoras de servicios de consultoría, logística e hidrografía.

A su vez, el Cluster Naval se encuentra en las etapas finales de la instalación de un polo naval en Puntas de Sayago –se espera que quede listo para mediados de 2014–, donde se realizan trabajos para levantar un muelle de alistamiento de 160 metros y una rampa de botadura de 400 metros.

El costo para el MIEM, entre esta obra y los gastos en energía, saneamiento y caminería, asciende a los US$8 millones. La idea es instalar aquí astilleros para construir buques de distintos portes –barcazas, remolcadores, empujadores, barcazas tanque (como las que tiene ANCAP) y buques portacargas transoceánicos– y para embarcaciones pequeñas de fibra de vidrio, y que diferentes empresas convivan una al lado de la otra.

Cada compañía pagará un canon por utilizar el espacio, aún no establecido, y lo podrá usufructuar hasta por 30 años. El polo se encuentra en un predio de 87 hectáreas frente al antiguo frigorífico nacional.

Fuente: América Economía - 21/10/2013
http://www.americaeconomia.com/node/103374

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