La administración del presidente uruguayo José
Mujica sabe que el fracaso de la relación con su vecino implicará un
fracaso de la globalidad de su gobierno.
Tan dispuesto está el gobierno a proteger la relación con Argentina
que con tal de evitarse más problemas prefiere que parte del lodo que
acompaña el asunto del dragado del canal Martín García lo salpique, por
más que sus funcionarios no tienen nada que ver en las sospechas de
“arreglo” con una empresa privada. Incluso acepta desmentir versiones
confirmadas y documentadas.
Llega a señalar que fue el gobierno uruguayo el que le pidió
al argentino que solicitara frenar el concurso de precios para el
mantenimiento del dragado, cuando fue el representante kirchnerista en
la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP), Hernán Orduna,
quien golpeó la mesa y trancó ese llamado.
Pero toda esa estrategia –que no es nueva y viene desde el primer día
del gobierno– tiene una explicación. El gobierno de José Mujica está
jugado al todo o nada con Argentina. Sabe que el fracaso de la relación
con ese país implicará un fracaso de la globalidad de su gobierno.
Si en el corto plazo, Uruguay no logra levantar las trabas
comerciales argentinas, construir una regasificadora binacional y
profundizar a 34 pies el canal Martín García, el balance en la relación
estará en rojo. Serán muchas más las cosas que Uruguay entregó que las
que recibió a cambio
(ver recuadro del debe y el haber).
Pero si esa derrota se da, no será solo refregada en la cara por la
oposición política blanca y colorada. También hacia la interna del
Frente Amplio sería un gran problema para el Movimiento de Participación
Popular (MPP) que todo lo que se le ha entregado al gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner no tenga una devolución. Porque del otro
lado estará el ex presidente, Tabaré Vázquez, que al aprontar su retorno
a la actividad política podrá recordar el camino seguido durante su
gestión.
El MPP no solo conduce la política exterior desde la Cancillería, sino
también desde la Torre Ejecutiva. Mujica y varios de sus asesores de
ese sector tienen fuertes lazos con el gobierno kirchnerista. Sobre
todo, el embajador uruguayo en Buenos Aires, Guillermo Pomi, que también
responde a ese sector político.
No hacer olas. Cada vez que en Uruguay se divulga
información sobre cuestiones turbias de la relación entre ambos países,
el gobierno sale a desmentirlas por más que sean verdad.
Ya sucedió a finales del año pasado, cuando el ex
vicepresidente y actual delegado uruguayo ante la Comisión
Administradora del Río Uruguay (CARU), Luis Hierro López, hizo
declaraciones al diario El País acerca del ocultamiento de los informes
sobre Botnia.
El gobierno argumenta que esas declaraciones, según dijo el
canciller Luis Almagro a El Observador, pusieron por varios meses las
relaciones bilaterales en el congelador.
El hecho que realmente congeló el vínculo por casi cuatro
meses fue la cumbre del Mercosur de diciembre del 2011 en Montevideo,
cuando Mujica y Cristina Fernández de Kirchner discutieron durante horas
en un tono muy fuerte, por los anuncios de medidas proteccionistas que
lanzó la mandataria argentina.
Los nombres. Ahora, que El Observador informó sobre
un ofrecimiento de coima a un diplomático uruguayo y de un supuesto
“arreglo” de la delegación argentina de la CARP con una empresa privada
por la profundización del dragado, algo informado por un funcionario
técnico de ese país a otro uruguayo, el gobierno de nuevo pide
“silencio”.
Así lo hizo Mujica el jueves en su audición. El presidente le
pidió a la oposición –que conocida esta información convocó al
canciller al Parlamento– que no hiciera “pamento” ni le dé “pasto a las
fieras” que hay del otro lado del río.
“No somos ni alcahuetes ni podemos ser punta de lanza de
otros intereses para torpedear a los vecinos. Tenemos que tener una
actitud inteligente y mantener una quisquillosa independencia, que
significa no entrometernos en lo que tienen que resolver los otros”,
dijo el presidente. “Parece que el juego es darles pasto a las fieras
para crear obstáculos”, agregó Mujica.
Pero lo cierto es que Almagro, tiene entre sus archivos dos
documentos en los que funcionarios bajo su responsabilidad lo ponen al
tanto de intentos de coimas y de arreglos propuestos por ex funcionarios
y operadores argentinos en procura de beneficiar a la firma Riovia que
realiza el mantenimiento del dragado del canal Martín García.
Uno de esos documentos da cuenta de que un diplomático
argentino le comentó a un funcionario de rango medio de la Cancillería
uruguaya que en la vecina orilla ya habían “arreglado” para que Riovia
siguiera haciendo el mantenimiento hasta tanto Argentina y Uruguay no
llamen a una nueva empresa para que drague de los 32 a los 34 pies.
El presidente de la delegación uruguaya en la CARP, Francisco
Bustillo, preguntó acerca de tal arreglo a los pares argentinos, que lo
rechazaron.
Pero además, Almagro fue informado por el propio Bustillo de
un intento de coima que él mismo recibió. La revista Caras y Caretas le
puso nombre a la información que El Observador había divulgado –y por la
cual el gobierno se había molestado– acerca de un intento de coima a un
diplomático.
Según la revista, durante una cena en el Jockey Club de
Buenos Aires, el ex presidente de la CARP y diplomático de larga
trayectoria en Argentina, Roberto García Moritán, le ofreció a Bustillo
un millón de dólares si jugaba a favor de Riovia. De hecho, García
Moritán había convocado a esa reunión al principal de Riovia en Buenos
Aires, pero Bustillo se retiró de la reunión e informó por escrito al
canciller.
La revista no dice quién era el empresario aunque algunas
fuentes mencionaron a Sergio Cetera, responsable comercial de Boskalis,
la firma holandesa propietaria de Riovia. Cetera ha dicho en reserva que
no conoce a Bustillo.
El gobierno uruguayo quería llamar a concurso de precios para
sustituir a Riovia, que cobrará US$12 millones ya que la firma
holandesa Van Oord ofrecía un precio de US$9 millones.
El concurso de precios se hizo y fue comunicado a las cuatro
firmas que pugnaban por la licitación, al punto que El Observador
accedió a esas invitaciones. Pero el concurso de precios se suspendió y
se recontrató transitoriamente a Riovia por US$15 millones, cuando
Uruguay no quería pagar más de US$13 millones.
Riovia seguirá dragando hasta que Argentina y Uruguay se
pongan de acuerdo en un pliego de licitación, hagan el llamado, se
precalifiquen las empresas y se elija a una que sustituirá a Riovia y
llevará el canal de 32 a 34 pies.
Este viernes, tras la publicación de Caras y Caretas, la
Cancillería desmintió la información de nuevo en un comunicado. “Ante
la información de prensa que da cuenta de un diálogo e intento de
soborno, el señor embajador Francisco Bustillo Bonasso niega que tal
diálogo y tal intento de soborno hubieran sucedido”, dice el texto.
Pese a que la actuación de Bustillo nunca estuvo en cuestión,
porque de hecho rechazó una coima que le ofrecieron, en otro comunicado
el gobierno salió a respaldarlo a él y todos los delegados uruguayos en
la CARP.
“El gobierno de la República y el Ministerio de Relaciones
Exteriores respaldan en un todo lo actuado e informado por el señor
embajador Francisco Bustillo Bonasso y todos los integrantes de la
delegación ante la CARP y reiteran su más absoluta confianza en la
delegación toda”, señala el otro comunicado.
Fuente: América Economía
14/05/2012
http://www.americaeconomia.com/politica-sociedad/politica/analisis-uruguay-jugado-al-todo-o-nada-en-su-relacion-bilateral-con-argen